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viernes, 27 de noviembre de 2015

EL CALIFATO FASCISTA ISLAMISTA EUROPEO

Nos llegaban frases codificadas desde los califatos árabes bajo el poder Islamista. Eran los comités de liberación del Islam que nos pedían mayor colaboración contra el Fascismo Islamista. El Fascismo Islamista ya se había consolidado en toda Europa y se manifestaba como el proyecto fascista
necesario para solucionar la Gran Crisis del sistema capitalista, cosa que ninguna izquierda europea quiso ver como tal. Cuando se dieron cuenta de su estupidez, ya era tarde y muchos habían ya decidido unirse a los barbudos para ayudarles a crear su califato. Este fascismo se iba constituyendo como una economía fuertemente capitalista, pero con un Super-Estado vigilante de un orden moral basado en las más estrictas y simplistas interpretaciones literalistas del Corán. Todo el orden anterior estaba puesto bajo paréntesis y esperando a ser eliminado de un modo completo: las conversiones al Islamismo eran forzadas y si alguien se resistía era rápidamente ajusticiado de la manera más horrible y en público a nivel global. Las mujeres habían pasado a ser esclavas de los hombres por decreto divino. Un hombre podía tener hasta cuatro mujeres-esclavas. Los hijos pasaban a ser educados en guarderías coránicas bajo el cuidado de maestros barbudos y sus esclavas educadoras. Habían de empezar muy temprano a memorizar el Corán en árabe clásico para que la Palabra de Dios pura y viva quedare grabada, luego se enseñaban las habilidades necesarias para funcionar en el Gran Califato Europeo: sumar. restar, dividir, gramática árabe, lecturas en árabe, la ciencia para explicar la creación de Alá y contenida toda ella de manera profunda en el mismo Corán. Todo ello se hacía con los medios más sofisticados: programas informáticos de última generación producidos en el Califato de Arabia Saudí. Nueva York y Ottawa ya se habían consolidado como las capitales de los Califatos de América del Norte: el poder tiránico-fascista islamista había logrado crear la sociedad sometida a la disciplina y orden de producción que requerían los nuevos parámetros económicos de un capitalismo que se desprendía de la democracia constitucionalista como de una camisa de fuerza que le impedía desarrollarse y que cada vez más conducía a unas contradicciones insuperables.
El fascismo islamista fue el pretexto salvador que desde un principio las mentes del mundo de las finanzas y los poderes políticos más "realistas" comprendieron esa era la salida. Singapur había sido su modelo e inspiración. También los Emiratos Árabes. Una precisa combinación de Orden
Social inspirado en un inexorable e incuestionable Orden Divino basado en el Corán wahabita. Una estructura jerárquica indiscutible. Una moral cuya transgresión acarrearían los castigos más severos contemplados por la Sharia: ejecuciones públicas llevadas de la forma más ejemplarizante posible: crucifixiones, apedreamientos, flagelaciones hasta la muerte, ahogamientos en piscinas, lanzamientos de cuerpos desde rascacielos a las plazas más importantes llenas de gente y obligadas a presenciarlo. Todo ello televisado o puesto en un Internet supercontrolado y vigilante a través de cámaras. ¡Pobre del que no hiciera caso!
Nos seguían llegando mensajes codificados de la Resistencia Árabe Musulmana contra el fascismo del Califato Islamist: la lucha de resistencia ahora era ya transreligiosa, trascultural y político-militar.