CLEPA: Vale. Hay una cueva. Tengo miedo a las cuevas, pero
en caso de tormenta o nieve espesa la cueva puede ser un refugio. Un buen
refugio si puedes hacer fuego. Pero una cueva en pleno atardecer cerca de un
bosque ofreciéndote oscuridad y ruidos raros, te mete miedo. Oscuridad.
Incógnita. Algo desconocido. Necesitamos luz para ver en la oscuridad. No
tropezar. No caer. Quién sabe hasta donde puede llegar una cueva. Te puedes
perder. Pero podríamos descubrir algún mundo subterráneo. O viajar al centro de
la tierra como Julio Verne. O conocer a algún brujo misterioso. O a algún loco.
O empezar a ver visiones o crear fantasías. ¿Habrá mundos ocultos que se llega
a través de cuevas como esa? ¿Qué mundos podrían ser? Quizás cuando te metes en
una de esas cuevas comienzas a despertar a un mundo de sueños o entrar en otra
dimensión nunca jamás descubierta y de repente todo cambia. Nunca sabes lo que
te puede deparar una cueva. Y además cerca de un bosque de robles. Que comienza
a ser espeso. Hum.
MARLO: Hablas de un bosque. Los niños solíamos ir a jugar al
bosque. Lo pasábamos muy bien. Nos imaginábamos todo un mundo nuevo. Había
aventuras. Malos y buenos. Brujas y hechiceros. Guerreros invencibles y reyes
malvados. Pero llegado el atardecer el bosque se convertía en oscuridad. Y era
un bosque muy grande. Así que había dos bosques: el de día que estaba a nuestro
alcance y hasta ciertos límites, y el de la noche que evitábamos a toda costa y
que además nos estaba prohibido entrar. Nuestros padres nos lo prohibían. Una
vez se perdió una chica del grupo en la profundidad del bosque por ser más
atrevida que los demás y cuando la encontraron después de dos días se había
vuelto loca. Loca para siempre. Nunca recuperó. Además había muchas historias
sobre ese bosque que nos ponía los pelos de punta. Otras eran hermosas
historia. Todo dependía de quién contaba las historias.
GRENFILDA: No hablemos ya de esa vieja que toca la flauta a
la puerta de la cabaña. Además cerca de una cueva y ya en medio de un bosque
que comienza a ser espeso. Por favor. Esa vieja sabe cómo entrar en los mundos
de ultratumba y despertar almas ciegas y confusas con esa flauta del demonio.
BURMEL: O todo lo contrario. Podría ser un hada bonachona
oculta con ese sayón y ese rostro que luego al acercarte se va trasformando en
una cara sonriente y hermosa. Y la música de la flauta te va llevando a unas
verdes montañas y unas aldeas pobladas de gente inocente, gente buena que te
ofrece todo lo que tiene....
(Sigue en comentarios)