Nos llegaban frases codificadas desde los califatos árabes bajo el poder Islamista. Eran los comités de liberación del Islam que nos pedían mayor colaboración contra el Fascismo Islamista. El Fascismo Islamista ya se había consolidado en toda Europa y se manifestaba como el proyecto fascista
necesario para solucionar la Gran Crisis del sistema capitalista, cosa que ninguna izquierda europea quiso ver como tal. Cuando se dieron cuenta de su estupidez, ya era tarde y muchos habían ya decidido unirse a los barbudos para ayudarles a crear su califato. Este fascismo se iba constituyendo como una economía fuertemente capitalista, pero con un Super-Estado vigilante de un orden moral basado en las más estrictas y simplistas interpretaciones literalistas del Corán. Todo el orden anterior estaba puesto bajo paréntesis y esperando a ser eliminado de un modo completo: las conversiones al Islamismo eran forzadas y si alguien se resistía era rápidamente ajusticiado de la manera más horrible y en público a nivel global. Las mujeres habían pasado a ser esclavas de los hombres por decreto divino. Un hombre podía tener hasta cuatro mujeres-esclavas. Los hijos pasaban a ser educados en guarderías coránicas bajo el cuidado de maestros barbudos y sus esclavas educadoras. Habían de empezar muy temprano a memorizar el Corán en árabe clásico para que la Palabra de Dios pura y viva quedare grabada, luego se enseñaban las habilidades necesarias para funcionar en el Gran Califato Europeo: sumar. restar, dividir, gramática árabe, lecturas en árabe, la ciencia para explicar la creación de Alá y contenida toda ella de manera profunda en el mismo Corán. Todo ello se hacía con los medios más sofisticados: programas informáticos de última generación producidos en el Califato de Arabia Saudí. Nueva York y Ottawa ya se habían consolidado como las capitales de los Califatos de América del Norte: el poder tiránico-fascista islamista había logrado crear la sociedad sometida a la disciplina y orden de producción que requerían los nuevos parámetros económicos de un capitalismo que se desprendía de la democracia constitucionalista como de una camisa de fuerza que le impedía desarrollarse y que cada vez más conducía a unas contradicciones insuperables.
El fascismo islamista fue el pretexto salvador que desde un principio las mentes del mundo de las finanzas y los poderes políticos más "realistas" comprendieron esa era la salida. Singapur había sido su modelo e inspiración. También los Emiratos Árabes. Una precisa combinación de Orden
Social inspirado en un inexorable e incuestionable Orden Divino basado en el Corán wahabita. Una estructura jerárquica indiscutible. Una moral cuya transgresión acarrearían los castigos más severos contemplados por la Sharia: ejecuciones públicas llevadas de la forma más ejemplarizante posible: crucifixiones, apedreamientos, flagelaciones hasta la muerte, ahogamientos en piscinas, lanzamientos de cuerpos desde rascacielos a las plazas más importantes llenas de gente y obligadas a presenciarlo. Todo ello televisado o puesto en un Internet supercontrolado y vigilante a través de cámaras. ¡Pobre del que no hiciera caso!
Nos seguían llegando mensajes codificados de la Resistencia Árabe Musulmana contra el fascismo del Califato Islamist: la lucha de resistencia ahora era ya transreligiosa, trascultural y político-militar.
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viernes, 27 de noviembre de 2015
jueves, 10 de septiembre de 2015
EL SILENCIO DE D-ÓS
Un acantilado. Era muy pequeño. Quizás 4 años. Un acantilado. Mis abuelos cerca del mar. Algunos tíos. La mar. También un trampolín. Lejanía. Mundo desconocido. Ni tan siquiera había preguntas sobre ese mundo. Esa lejanía. El mar era inmenso, amenazador, pleno de misterios. Luego comimos juntos bocadillos o empanadas o una tortilla que se iba repartiendo. Una botella de vino. Un refresco. La escena podría abrir el principio de una sinfonía o de un sueño. Más cerca del sueño que de la realidad.
...........................
Llegué en bicicleta a una capilla prerrománica que estaban restaurando. Me puse a contemplar el lugar. Una especie de cruce o bifurcación de caminos entre aldeas. Y allí, en una parte del pequeño valle, la capilla. Rudimentaria. Piedra sobre piedra. Pero la tarde era soleada y se podían contemplar los montes circundantes a pocos kilómetros de allí. Cerca había una finca; una casería con vacas, cuadra y casa. Luego todo eran prados verdes y un arroyo que cruzaba el pequeño valle. En algunos prados había pomaradas. Al ser primavera y una tarde soleada, pues todo empezaba a renacer con fuerza. Incluido yo con mis quince años. Por alguna razón, y después de haber leído en la vieja biblia unos capítulos sobre Abraham, creía que aquella escena tan mágica no muy lejos de la ciudad y en sus afueras, tenía que significar una singular revelación divina. La creación, el nacimiento del mundo y sus personajes antiguos: Abraham: Patriarca con su gran familia, tribu, pueblo en ciernes: ganado, pastores, esclavos, concubinas y muchos hijos. Una mujer: Sara. Todo se presentaba en su estado primigenio. Naturaleza viva e inocente. Padre Abraham: noble, sabio, humilde pero poseído de
autoridad natural. He ahí la escena en toda su composición. No faltaba nada. Era el sitio ideal para una revelación más que epifanía. Pero fue el silencio. Un silencio que aislaba el paraje en una idealidad para ser contemplada. Pero nada más. No hubo revelación alguna que diera absoluta certeza de la existencia de D-ós. Abraham podía estar sentado en una banqueta cerca de la casería, al lado de la cuadra, mirando a las vacas cerca del prado y todos sus esclavos y pastores por los parajes de alrededor. Pero de D-ós sólo se percibía un silencio. Silencio luego invadido por las preocupaciones y la vuelta a la ciudad en bicicleta. A los quince años una vida renacía con esperanza, pero el punto de partida era el silencio de D-ós.
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Llegué en bicicleta a una capilla prerrománica que estaban restaurando. Me puse a contemplar el lugar. Una especie de cruce o bifurcación de caminos entre aldeas. Y allí, en una parte del pequeño valle, la capilla. Rudimentaria. Piedra sobre piedra. Pero la tarde era soleada y se podían contemplar los montes circundantes a pocos kilómetros de allí. Cerca había una finca; una casería con vacas, cuadra y casa. Luego todo eran prados verdes y un arroyo que cruzaba el pequeño valle. En algunos prados había pomaradas. Al ser primavera y una tarde soleada, pues todo empezaba a renacer con fuerza. Incluido yo con mis quince años. Por alguna razón, y después de haber leído en la vieja biblia unos capítulos sobre Abraham, creía que aquella escena tan mágica no muy lejos de la ciudad y en sus afueras, tenía que significar una singular revelación divina. La creación, el nacimiento del mundo y sus personajes antiguos: Abraham: Patriarca con su gran familia, tribu, pueblo en ciernes: ganado, pastores, esclavos, concubinas y muchos hijos. Una mujer: Sara. Todo se presentaba en su estado primigenio. Naturaleza viva e inocente. Padre Abraham: noble, sabio, humilde pero poseído de
autoridad natural. He ahí la escena en toda su composición. No faltaba nada. Era el sitio ideal para una revelación más que epifanía. Pero fue el silencio. Un silencio que aislaba el paraje en una idealidad para ser contemplada. Pero nada más. No hubo revelación alguna que diera absoluta certeza de la existencia de D-ós. Abraham podía estar sentado en una banqueta cerca de la casería, al lado de la cuadra, mirando a las vacas cerca del prado y todos sus esclavos y pastores por los parajes de alrededor. Pero de D-ós sólo se percibía un silencio. Silencio luego invadido por las preocupaciones y la vuelta a la ciudad en bicicleta. A los quince años una vida renacía con esperanza, pero el punto de partida era el silencio de D-ós.
martes, 18 de agosto de 2015
EN TERRITORIOS DE REALIDADES ESPECTRALES
Toques de piano. Tema Dr. Zivago. Iglesia Metodista Unida de Pasadena, Texas. El viento es templado. Tirando a fresco. Ella lleva un vestido azul. Él, un traje azul oscuro. Siguen toques de piano. Hay familia. Luego comida en un restaurante local. Nada particular. El tiempo circula. Poco tiempo después San Antonio.
Toques de piano después de largos ensayos. Richie se había encargado de tocar para la boda de su amiga de High School. Estuvieron en su casa un par de veces para observar el ensayo y de paso hacer un juicio. Richie parecía un buen muchacho. También pasaron por el despacho del pastor metodista. Hombre serio y corpulento. De pocas palabras. Llovía aquella tarde en Pasadena y hacía algo de frío. Diciembre. Finales de Diciembre. Las luces del centro de Houston resplandecían mirando hacia el oeste. Los grandes rascacielos de Houston. El poder de una ciudad. La gran extensión de una ciudad poderosa. Casas unifamiliares tipo chalet, pero sin vallados que oculten el césped o la visibilidad plena de la casa. Una gran ciudad de chalets unifamiliares: una gran extensión de ciudad. Un orden diferente. No sólo urbano. Espacio y tiempo ordenados de forma eficiente y racional. Entre lo público y lo privado, lo privado goza de privilegio.
Ella piensa en un futuro de oportunidades. Él piensa en el país que dejó y la gente que quedó allí. Futuro y pasado. Pero él empieza a ver un futuro abierto. El futuro de su país era cerrado. Aun no ha salido de Pasadena, pero lo que está viendo es un nivel de vida alto. Prosperidad. Él comienza a sentir esa expansión. Se siente una persona extraña, pero al mismo tiempo nuevo. Otra persona está renaciendo. Se refleja de un modo diferente. Se refleja en otra gente, en otro idioma, en otros contornos. Ella, Ella era la clave de todo. Resonancia. Fuerte resonancia entre los dos. Quiere explicar lo que está pasando. Es algo abrumador. Una fuerza creativa y afectiva rebosante. Alegría. Incertidumbre de futuro. Ha de matricularse en un college. Ha de buscar un trabajo part-time. Han de ir a vivir a Austin.
San Antonio. Pasan una semana en San Antonio. Hotel Menger. Histórico hotel. El Río, los presidios/misiones franciscanas españolas. La presencia fantasmagórica de una España decadente. De un México ya fracasado desde su misma independencia. Lo anglo se superpone sin problemas a la cultura hispana. ¿Quién quiere volver a ser México? España está muy lejos. Ya nadie se acuerda. Y sin embargo el español se habla de forma extendida entre la población hispana.
Toques de piano después de largos ensayos. Richie se había encargado de tocar para la boda de su amiga de High School. Estuvieron en su casa un par de veces para observar el ensayo y de paso hacer un juicio. Richie parecía un buen muchacho. También pasaron por el despacho del pastor metodista. Hombre serio y corpulento. De pocas palabras. Llovía aquella tarde en Pasadena y hacía algo de frío. Diciembre. Finales de Diciembre. Las luces del centro de Houston resplandecían mirando hacia el oeste. Los grandes rascacielos de Houston. El poder de una ciudad. La gran extensión de una ciudad poderosa. Casas unifamiliares tipo chalet, pero sin vallados que oculten el césped o la visibilidad plena de la casa. Una gran ciudad de chalets unifamiliares: una gran extensión de ciudad. Un orden diferente. No sólo urbano. Espacio y tiempo ordenados de forma eficiente y racional. Entre lo público y lo privado, lo privado goza de privilegio.
Ella piensa en un futuro de oportunidades. Él piensa en el país que dejó y la gente que quedó allí. Futuro y pasado. Pero él empieza a ver un futuro abierto. El futuro de su país era cerrado. Aun no ha salido de Pasadena, pero lo que está viendo es un nivel de vida alto. Prosperidad. Él comienza a sentir esa expansión. Se siente una persona extraña, pero al mismo tiempo nuevo. Otra persona está renaciendo. Se refleja de un modo diferente. Se refleja en otra gente, en otro idioma, en otros contornos. Ella, Ella era la clave de todo. Resonancia. Fuerte resonancia entre los dos. Quiere explicar lo que está pasando. Es algo abrumador. Una fuerza creativa y afectiva rebosante. Alegría. Incertidumbre de futuro. Ha de matricularse en un college. Ha de buscar un trabajo part-time. Han de ir a vivir a Austin.
San Antonio. Pasan una semana en San Antonio. Hotel Menger. Histórico hotel. El Río, los presidios/misiones franciscanas españolas. La presencia fantasmagórica de una España decadente. De un México ya fracasado desde su misma independencia. Lo anglo se superpone sin problemas a la cultura hispana. ¿Quién quiere volver a ser México? España está muy lejos. Ya nadie se acuerda. Y sin embargo el español se habla de forma extendida entre la población hispana.
viernes, 19 de junio de 2015
LA GRAN MÁQUINA TEOLÓGICA
He estado revisando la máquina teológica. Me he metido en sus tripas, entre sus motores, circuitos electrónicos, palancas de transmisión, sistema de lubricación; engranajes, rodamientos, casquillos, cremalleras, estructura hidráulica, manguitos, sistema de refrigeración, válvulas... Aparentemente todo está bien montado: Es una máquina casi perfecta. Pero después de la revisión me he sentido muy confuso. Tuve que sentarme y poner en orden mis ideas. He sentido náuseas y todo me daba vueltas. ¿Qué ha pasado?
Dentro de la máquina teológica no lograba encontrar ni la entrada ni la salida en aquel laberinto
Debí de crear inquietud en la antesala y cuadro de mandos de la gran máquina, debía de llevar mucho tiempo ahí dentro pues alguien me empezó a llamar. Era la voz de Margot, mi ayudante, que me empezaba a buscar entre las estructuras maquínicas y maquinales. Había angustia en su voz. Al final me descubrió arrodillado ante una gran válvula de conexión con el centro maquínico de la gran máquina teológica y a punto de ser absorbido por las fuertes atracciones magnéticas que se generaban en aquel incierto e inquietante Centro de producción de energías.
mecánico, pero al mismo tiempo me sentía inmerso en un extraordinario placer contemplando los ajustes tan precisos, el mecanizado tan perfecto, las cadencias tan bien sincronizadas. Sumo placer para un veterano mecánico como yo. Pero todo el mecanismo se extendía metros y metros, yo creo que hasta kilómetros de precisión y sincronización. Estaba perdido allí dentro. Extasiado y perdido. Seguí gateando, caminando entre piezas que se conectaban entre sí sin posibilidad de holgura alguna. Miraba para arriba y todo seguía la misma estructura. El silencio era total. En ese momento no había ninguna inquietud en mí, ni el más leve temor; todo lo contrario: me sentía en la antesala de la plenitud; la mecánica en su plenitud y perfección y eso me generaba una paz total, un silencio mental absoluto. Diríamos que sujeto y objeto se fundían en un mismo plano de total transparencia. La máquina teológica cumplía su objetivo, por lo menos desde mí perspectiva allí dentro. Era feliz. Mi cuerpo parecía abandonar sus cualidades de máquina biológica para pasar a ser parte indefinible e indiferenciable de la máquina teológica. Quizás la inmortalidad. Quizás la infinitud. Quizás el amor eterno identificado con la soledad más absoluta. Aquella máquina lograba producir al mismo D-ós, no cabía duda que el producto era lo esperado. He ahí la perfección, la precisión, la total plenitud.
Dentro de la máquina teológica no lograba encontrar ni la entrada ni la salida en aquel laberinto
Debí de crear inquietud en la antesala y cuadro de mandos de la gran máquina, debía de llevar mucho tiempo ahí dentro pues alguien me empezó a llamar. Era la voz de Margot, mi ayudante, que me empezaba a buscar entre las estructuras maquínicas y maquinales. Había angustia en su voz. Al final me descubrió arrodillado ante una gran válvula de conexión con el centro maquínico de la gran máquina teológica y a punto de ser absorbido por las fuertes atracciones magnéticas que se generaban en aquel incierto e inquietante Centro de producción de energías.
mecánico, pero al mismo tiempo me sentía inmerso en un extraordinario placer contemplando los ajustes tan precisos, el mecanizado tan perfecto, las cadencias tan bien sincronizadas. Sumo placer para un veterano mecánico como yo. Pero todo el mecanismo se extendía metros y metros, yo creo que hasta kilómetros de precisión y sincronización. Estaba perdido allí dentro. Extasiado y perdido. Seguí gateando, caminando entre piezas que se conectaban entre sí sin posibilidad de holgura alguna. Miraba para arriba y todo seguía la misma estructura. El silencio era total. En ese momento no había ninguna inquietud en mí, ni el más leve temor; todo lo contrario: me sentía en la antesala de la plenitud; la mecánica en su plenitud y perfección y eso me generaba una paz total, un silencio mental absoluto. Diríamos que sujeto y objeto se fundían en un mismo plano de total transparencia. La máquina teológica cumplía su objetivo, por lo menos desde mí perspectiva allí dentro. Era feliz. Mi cuerpo parecía abandonar sus cualidades de máquina biológica para pasar a ser parte indefinible e indiferenciable de la máquina teológica. Quizás la inmortalidad. Quizás la infinitud. Quizás el amor eterno identificado con la soledad más absoluta. Aquella máquina lograba producir al mismo D-ós, no cabía duda que el producto era lo esperado. He ahí la perfección, la precisión, la total plenitud.
miércoles, 15 de abril de 2015
EL EXTRAÑO CUADERNO DE NERMAN MELVALL
Este es el cuaderno de notas de Nermán Melvall abandonado poco antes de su muerte en casa de su amante mestiza de la nación de los Trunkob. Yo, Indorsoll Neparad, bibliotecario del Estado, he logrado comprarlo y archivarlo entre los documentos sospechosos de traspasar las barreras prohibidas.
"El humor y la energía se van retrayendo hacia órbitas más y más cercanas a la muerte. Órbitas de baja intensidad que tienden a encajar las cosas en su mayor grado de pesadez. El universo se contrae hacia lo espeso: la espesura de la misma conciencia que se fatiga con facilidad ante las palabras y los acontecimientos. Hoy me he refugiado en mi casita cerca de las montañas de Irmatox. Me gusta la
soledad de las noches de este semidesierto, cuando lo único que se oye es el viento y los aullidos de los coyotes. En mi soledad me entrego a las aventuras de mi imaginación y ella traspasa milagrosamente las inercias de la materia para conectar con los reinos del espíritu. Yo siempre he creído que los sueños son las representaciones de esa dimensión oculta que siempre nos elude, pero que durante la vigilia pueden ser recuperadas por nuestra imaginación en momentos de relajación mental. Quizás algo más que una relajación mental, quizás sea la posibilidad de conectar con las inmensidades de mundos que aunque invisibles a los sentidos, se hacen distinguir a través de los signos que concentran los significados de lejanas nostalgias: lejanías innombrables tras las mismas estrellas que se dejan ver con toda su intensidad en las noches claras del semidesierto.
Al dejarme llevar por el ensueño inicial, pronto aparece ese rostro de mujer de mirada brillante y vivaracha que me invita a seguirla hacia parajes de silencio y tonalidades de color azul. Son inmensas las vistas que percibimos sin sentir el frío de ese invierno existencial que se aproxima; no hay lugar para los fríos en los reinos del espíritu y doy gracias a D-ós por dejarme entrar con la ayuda de ese rostro que ahora se transforma en luz propia sin abandonar su figura de mujer. ¿Cómo describir lo indescriptible? ¿Qué analogías son posibles para traducir lo innombrable en imágenes sensibles? He ahí el dilema de los visionarios. Toda experiencia extrasensorial ha de ser traducida a un lenguaje sensorial que jamás puede expresar lo visto y vivido. Sólo un rostro de mujer de mirada brillante y vivaracha que me dirige por dimensiones de colores y multitud de tonalidades que comienzan con el azul. Es un mundo de espectros. Nos convertimos en espectros o filamentos de energía y la sensación es de flotar en un movimiento sosegado, quizás de absoluta calma entre otros filamentos y tonalidades de colores que van dibujando aperturas hacia mayores transparencias y esas transparencias se convierten en sensaciones. Quizás es un mundo de puras sensaciones en continua mutación e interpenetración: la destilación de toda materia o pesadez en algo aéreo o gaseoso que
invita a más y más claridad, pero la claridad ciega y más allá de la luz más intensa no deja de estar la oscuridad y las tinieblas."
"Cuando vuelvo a mis sentidos tengo la sensación de que en esencia nada ha cambiado. De que este mundo se mueve en una frecuencia de luminosidad adaptada a un espectro apropiado. Por la mañana conduzco mi ranchera por los caminos polvorientos del semidesierto hacia la ciudad de Mursh. Sé positivamente que el rostro de mujer de mirada brillante y vivaracha sigue viviendo en la comuna de los Trunkob, los nómadas de las lejanas tierras de Mkop que todos los años acampan en el descampado de Crumpak."
"El humor y la energía se van retrayendo hacia órbitas más y más cercanas a la muerte. Órbitas de baja intensidad que tienden a encajar las cosas en su mayor grado de pesadez. El universo se contrae hacia lo espeso: la espesura de la misma conciencia que se fatiga con facilidad ante las palabras y los acontecimientos. Hoy me he refugiado en mi casita cerca de las montañas de Irmatox. Me gusta la
soledad de las noches de este semidesierto, cuando lo único que se oye es el viento y los aullidos de los coyotes. En mi soledad me entrego a las aventuras de mi imaginación y ella traspasa milagrosamente las inercias de la materia para conectar con los reinos del espíritu. Yo siempre he creído que los sueños son las representaciones de esa dimensión oculta que siempre nos elude, pero que durante la vigilia pueden ser recuperadas por nuestra imaginación en momentos de relajación mental. Quizás algo más que una relajación mental, quizás sea la posibilidad de conectar con las inmensidades de mundos que aunque invisibles a los sentidos, se hacen distinguir a través de los signos que concentran los significados de lejanas nostalgias: lejanías innombrables tras las mismas estrellas que se dejan ver con toda su intensidad en las noches claras del semidesierto.
Al dejarme llevar por el ensueño inicial, pronto aparece ese rostro de mujer de mirada brillante y vivaracha que me invita a seguirla hacia parajes de silencio y tonalidades de color azul. Son inmensas las vistas que percibimos sin sentir el frío de ese invierno existencial que se aproxima; no hay lugar para los fríos en los reinos del espíritu y doy gracias a D-ós por dejarme entrar con la ayuda de ese rostro que ahora se transforma en luz propia sin abandonar su figura de mujer. ¿Cómo describir lo indescriptible? ¿Qué analogías son posibles para traducir lo innombrable en imágenes sensibles? He ahí el dilema de los visionarios. Toda experiencia extrasensorial ha de ser traducida a un lenguaje sensorial que jamás puede expresar lo visto y vivido. Sólo un rostro de mujer de mirada brillante y vivaracha que me dirige por dimensiones de colores y multitud de tonalidades que comienzan con el azul. Es un mundo de espectros. Nos convertimos en espectros o filamentos de energía y la sensación es de flotar en un movimiento sosegado, quizás de absoluta calma entre otros filamentos y tonalidades de colores que van dibujando aperturas hacia mayores transparencias y esas transparencias se convierten en sensaciones. Quizás es un mundo de puras sensaciones en continua mutación e interpenetración: la destilación de toda materia o pesadez en algo aéreo o gaseoso que
invita a más y más claridad, pero la claridad ciega y más allá de la luz más intensa no deja de estar la oscuridad y las tinieblas."
"Cuando vuelvo a mis sentidos tengo la sensación de que en esencia nada ha cambiado. De que este mundo se mueve en una frecuencia de luminosidad adaptada a un espectro apropiado. Por la mañana conduzco mi ranchera por los caminos polvorientos del semidesierto hacia la ciudad de Mursh. Sé positivamente que el rostro de mujer de mirada brillante y vivaracha sigue viviendo en la comuna de los Trunkob, los nómadas de las lejanas tierras de Mkop que todos los años acampan en el descampado de Crumpak."
miércoles, 28 de enero de 2015
TONY (EN RECUERDO DE UN PERRO BUENO)
Lo escribo un poco así sobre la marcha porque creo que debo algo a aquel perro. Ya sé que escribir sobre un perro suele sonar a algo tópico, pero Tony era uno de esos perros sin raza específica que había nacido para ser bueno y noble. Veréis. Me da mucha pena empezar, pero tengo que hacerlo.
Cuando hacía la mili en operaciones especiales en aquel pequeño cuartel de una ciudad cualquiera, Tony siempre estaba allí. Tony siempre estaba allí desde el primer día que llegué. Él vivía más en torno a los pequeños bajos en el lado derecho del edificio cuartel una vez pasadas las canchas de baloncesto. Eran los bajos de intendencia y allí debía de trabajar su dueño o quien le daba de comer, pues Tony cuando no estaba con nosotros los soldados, siempre se dirigía allí y allí tenía su espacio donde dormía o se refugiaba por la noche. Es espacio era como un ventano a ras de suelo y dentro ya no sé qué era lo que había.
El caso es que Tony era el perro de los soldados de la GOSE y siempre que llegábamos de marcha él se ponía contento y se acercaba a nosotros como si comprendiera lo fatigados que estábamos. Al llegar el rompan filas siempre le caía una acaricia o un agasajo por nuestra parte además de un cacho de bocadillo no acabado. Todos los días cuando desfilábamos haciendo instrucción bajo la música militar de los altavoces Tony nos seguía a distancia observando nuestros pasos sincronizados y nuestros cuerpos disciplinados bajo las órdenes de cabos primeros y sargentos. Cuando había que hacer la pista de obstáculos allí estaba Tony mirando con los ojos de bueno. A veces se sentaba sin quitar la vista encima. Él quizás no supiera que yo lo estaba también observando y pensando cuáles serían las imágenes que aquel buen animal estaba recibiendo de nosotros; y, lo más difícil aun era saber lo que sentía hacia nosotros. En tiempo libre, después de comer, yo y algunos amigos lo acariciábamos, le cogíamos las orejas caídas y él se quedaba allí con nosotros muy agradecido. Tony era nuestro perro y además era un perro bueno y un gran amigo.
A veces me ponía a leer cerca de la piscina y Tony aparecía en silencio y se colocaba a mi lado. Él y yo con el tiempo habíamos aprendido a decirnos cosas con el pensamiento y con los gestos. Yo leía y él se quedaba allí acurrucado a mi lado para lo que fuera necesario. Tony era un perro que jamás molestaba, jamás se entrometía en nada que pudiera entorpecer ninguna actividad, ni se metía donde no había que meterse ni por asomo. Tony era el perro de la compañía y punto.
Pero un día faltó el dueño o la persona de intendencia que le daba de comer. Quizás era que se jubilaba o había muerto o enfermado, de eso ya no me acuerdo. Nunca supe quien era, pues intendencia era otro mundo para nosotros y eran gente ya mayor. El caso es que Tony se quedaba huérfano de cuidado oficial y reconocido en aquel cuartel y a ojos de los mandos el perro sobraba en las dependencias militares. Simplemente había que deshacerse de él. Tengo que seguir escribiendo y desahogarme. Aun después de tantos años la escena sigue ahí clavada en el alma como prueba y señal de lo pérfido que puede ser el mundo. Sé positivamente que para muchos compañeros míos aquello no fue más que una escena cruel, pero una escena que luego se olvidaría como se olvidan tantas cosas en esta vida. Yo creí también olvidar, pero la verdad es que nunca pude olvidar a Tony y sus últimos minutos de aquella horripilante ejecución.
Estábamos desfilando aquella mañana de primavera, como siempre hacíamos la compañía, cuando de repente vemos a uno de los suboficiales llevar a Tony con una cuerda al cuello. Tony iba muy
desconfiado, pues jamás nadie le había puesto una cuerda así al cuello y menos con aquella rudeza. Seguíamos dando la vuelta al edificio a paso música e instrucción y al volver a ver la pista de entrenamiento he aquí que vemos a Tony colgado de la barra más alta del último peldaño de la escalera de salto. Aquello ya resultaba doloroso en grado sumo, pero había que seguir desfilando y dar otra y otra vuelta al edificio. En la posterior vuelta la escena era aun peor: como Tony no quería morir y luchaba por su pobre y triste vida, entonces el suboficial se subió al peldaño y desde allí sentado y haciendo presión con los pies al cuerpo convulsionado del perro, hizo por fin morir a Tony que quedó definitivamente muerto ante la vista de todos sus amigos que nada podíamos hacer por él. Más tarde el mismo suboficial lo llevó a un pequeño solar de tierra suelta dentro de las mismas dependencias y allí lo enterró.
Siempre me acuerdo de Tony. Ha pasado mucho tiempo, pero Tony siempre ha tenido un lugar en mis recuerdos. Un día tendré que contárselo a alguien para que no sea sólo un doloroso recuerdo aislado de mili y también para que Tony sea reconocido algún día como un perro bueno, noble, amigo de todos e inocente que murió porque simplemente fue declarado un estorbo. Un estorbo. Un maldito estorbo.
Cuando hacía la mili en operaciones especiales en aquel pequeño cuartel de una ciudad cualquiera, Tony siempre estaba allí. Tony siempre estaba allí desde el primer día que llegué. Él vivía más en torno a los pequeños bajos en el lado derecho del edificio cuartel una vez pasadas las canchas de baloncesto. Eran los bajos de intendencia y allí debía de trabajar su dueño o quien le daba de comer, pues Tony cuando no estaba con nosotros los soldados, siempre se dirigía allí y allí tenía su espacio donde dormía o se refugiaba por la noche. Es espacio era como un ventano a ras de suelo y dentro ya no sé qué era lo que había.
El caso es que Tony era el perro de los soldados de la GOSE y siempre que llegábamos de marcha él se ponía contento y se acercaba a nosotros como si comprendiera lo fatigados que estábamos. Al llegar el rompan filas siempre le caía una acaricia o un agasajo por nuestra parte además de un cacho de bocadillo no acabado. Todos los días cuando desfilábamos haciendo instrucción bajo la música militar de los altavoces Tony nos seguía a distancia observando nuestros pasos sincronizados y nuestros cuerpos disciplinados bajo las órdenes de cabos primeros y sargentos. Cuando había que hacer la pista de obstáculos allí estaba Tony mirando con los ojos de bueno. A veces se sentaba sin quitar la vista encima. Él quizás no supiera que yo lo estaba también observando y pensando cuáles serían las imágenes que aquel buen animal estaba recibiendo de nosotros; y, lo más difícil aun era saber lo que sentía hacia nosotros. En tiempo libre, después de comer, yo y algunos amigos lo acariciábamos, le cogíamos las orejas caídas y él se quedaba allí con nosotros muy agradecido. Tony era nuestro perro y además era un perro bueno y un gran amigo.
A veces me ponía a leer cerca de la piscina y Tony aparecía en silencio y se colocaba a mi lado. Él y yo con el tiempo habíamos aprendido a decirnos cosas con el pensamiento y con los gestos. Yo leía y él se quedaba allí acurrucado a mi lado para lo que fuera necesario. Tony era un perro que jamás molestaba, jamás se entrometía en nada que pudiera entorpecer ninguna actividad, ni se metía donde no había que meterse ni por asomo. Tony era el perro de la compañía y punto.
Pero un día faltó el dueño o la persona de intendencia que le daba de comer. Quizás era que se jubilaba o había muerto o enfermado, de eso ya no me acuerdo. Nunca supe quien era, pues intendencia era otro mundo para nosotros y eran gente ya mayor. El caso es que Tony se quedaba huérfano de cuidado oficial y reconocido en aquel cuartel y a ojos de los mandos el perro sobraba en las dependencias militares. Simplemente había que deshacerse de él. Tengo que seguir escribiendo y desahogarme. Aun después de tantos años la escena sigue ahí clavada en el alma como prueba y señal de lo pérfido que puede ser el mundo. Sé positivamente que para muchos compañeros míos aquello no fue más que una escena cruel, pero una escena que luego se olvidaría como se olvidan tantas cosas en esta vida. Yo creí también olvidar, pero la verdad es que nunca pude olvidar a Tony y sus últimos minutos de aquella horripilante ejecución.
Estábamos desfilando aquella mañana de primavera, como siempre hacíamos la compañía, cuando de repente vemos a uno de los suboficiales llevar a Tony con una cuerda al cuello. Tony iba muy
desconfiado, pues jamás nadie le había puesto una cuerda así al cuello y menos con aquella rudeza. Seguíamos dando la vuelta al edificio a paso música e instrucción y al volver a ver la pista de entrenamiento he aquí que vemos a Tony colgado de la barra más alta del último peldaño de la escalera de salto. Aquello ya resultaba doloroso en grado sumo, pero había que seguir desfilando y dar otra y otra vuelta al edificio. En la posterior vuelta la escena era aun peor: como Tony no quería morir y luchaba por su pobre y triste vida, entonces el suboficial se subió al peldaño y desde allí sentado y haciendo presión con los pies al cuerpo convulsionado del perro, hizo por fin morir a Tony que quedó definitivamente muerto ante la vista de todos sus amigos que nada podíamos hacer por él. Más tarde el mismo suboficial lo llevó a un pequeño solar de tierra suelta dentro de las mismas dependencias y allí lo enterró.
Siempre me acuerdo de Tony. Ha pasado mucho tiempo, pero Tony siempre ha tenido un lugar en mis recuerdos. Un día tendré que contárselo a alguien para que no sea sólo un doloroso recuerdo aislado de mili y también para que Tony sea reconocido algún día como un perro bueno, noble, amigo de todos e inocente que murió porque simplemente fue declarado un estorbo. Un estorbo. Un maldito estorbo.
lunes, 5 de enero de 2015
EL PERGAMINO QUE POSEÍA LA ESTRUCTURA DEL UNIVERSO
El sacerdote
Fotokarpio poseía las claves matemáticas del universo; el plano de toda la
estructura universal encodificada en complicadísimas fórmulas matemáticas. Los
grandes sabios sacerdotes y filósofos del país de Undratatón habían conseguido,
después de siglos de paciencia y elaboradas abstracciones; llegar al territorio
común del conocimiento sin fisura alguna, sin arruga alguna, sin oscuridad o
sombra;
eliminados así mismo todos los impertinentes nudos de las contradicciones; y entonces ahí estaba, en una urna de cristal, el pergamino que contenía todo el código del universo, con sus secretos ya desvelados; su eternidad atrapada en la quietud de una transparencia absoluta. Tal perfección significaba así mismo el poder absoluto sobre la realidad del cosmos, por eso el problema que surgía era el cómo y el momento de poder usar tal conocimiento sagrado o si nunca jamás de los jamases tal conocimiento debiera de ser usado alguna vez.
eliminados así mismo todos los impertinentes nudos de las contradicciones; y entonces ahí estaba, en una urna de cristal, el pergamino que contenía todo el código del universo, con sus secretos ya desvelados; su eternidad atrapada en la quietud de una transparencia absoluta. Tal perfección significaba así mismo el poder absoluto sobre la realidad del cosmos, por eso el problema que surgía era el cómo y el momento de poder usar tal conocimiento sagrado o si nunca jamás de los jamases tal conocimiento debiera de ser usado alguna vez.
Otro
sacerdote, el honorable Gormandises, se le ocurrió decir que jamás había
posibilidad de que los grandes sabios y sacerdotes filósofos del país habrían podido llegar a esa perfección de
abstracción imperturbable, siendo ellos humanos y en alguna medida propensos
también a alguna leve o levísima afectación de carácter, prejuicio vanidoso, o desequilibrio
egoísta que haya marcado un desvío muy mínimamente interesado. De ser así,
decía el orondo Gormandises, entonces lo que tenemos en la cripta tendría que
ser siempre ya una aproximación a la perfección y en qué grado sería imposible
de saberlo. Con lo cual Gormandises, aguó la fiesta del gran sacerdote
Fotokarpio.
Es más,
decía Gormadrises con toda ingenuidad de glotón empedernido, Quién podía usar
ese conocimiento si no sólo los seres humanos no contaminados por ningún
prejuicio, poseedores de un equilibrio mental perfecto, de un sentido de
justicia jamás cuestionado; de una salud no castigada por enfermedad alguna que
haya podido crear interferencias de ánimo capaces de contaminar el conocimiento
perfecto. Gente que puedan demostrar no estar movidos por ningún interés
personal, por ninguna ambición, por ningún sentido de amor a su patria o
lealtad a algún dios; menos por alguna infatuación con alguna mujer o hombre;
sensibilidades estéticas que puedan imponer afectos o emociones. Aghh!
Imposible de encontrar tal persona en el reino ni en territorio alguno. Sólo algún
dios puro podría entender y descodificar el conocimiento perfecto.
¿De qué nos
serviría, de todas maneras tal conocimiento perfectamente absoluto, si no
podemos usarlo a nuestra sabia y docta y equilibrada y justa conveniencia oh
Gran Sacerdote? ¿Usted me entiende verdad? Alguien ha de abrir la urna en algún
momento y utilizar los códigos en beneficio de algo; y, nadie mejor que nosotros podríamos utilizar tal conocimiento con tanto sentido de la justicia y el equilibrio. Nos habríamos de adelantar al ambicioso emperador Klomástines quien quizá sepa ya de la urna acristalada; nos habríamos de adelantar a nuestros enemigos declarados, los Gromatok, quienes podrían apoderarse de la urna y de los códigos para su exclusivo uso. En definitiva, mis queridos cofrades, de nada nos sirve un conocimiento perfecto, si no podemos ni estar seguros de que así lo sea y si llegamos a utilizarlo nunca será tal conocimiento ya perfecto, sino a conveniencia de otra cosa. Asumamos que ese pergamino ya es en sí una infinita aproximación a cualquier absoluta perfección y así podemos hacer uso de él sin ningún rencor y a favor de nuestros santos y sagrados intereses.
momento y utilizar los códigos en beneficio de algo; y, nadie mejor que nosotros podríamos utilizar tal conocimiento con tanto sentido de la justicia y el equilibrio. Nos habríamos de adelantar al ambicioso emperador Klomástines quien quizá sepa ya de la urna acristalada; nos habríamos de adelantar a nuestros enemigos declarados, los Gromatok, quienes podrían apoderarse de la urna y de los códigos para su exclusivo uso. En definitiva, mis queridos cofrades, de nada nos sirve un conocimiento perfecto, si no podemos ni estar seguros de que así lo sea y si llegamos a utilizarlo nunca será tal conocimiento ya perfecto, sino a conveniencia de otra cosa. Asumamos que ese pergamino ya es en sí una infinita aproximación a cualquier absoluta perfección y así podemos hacer uso de él sin ningún rencor y a favor de nuestros santos y sagrados intereses.
Todos
quedaron en silencio. Nadie supo que decir. Gormadrises aprovechó el silencio y
la indecisión para meter la mano en la bandeja de los pasteles de Salmetakos y
se lo llevó a su impenitente bocaza.
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