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miércoles, 15 de diciembre de 2010

LOS CIENTO CINCUENTA DE KUETOS

Nos levantamos los bravos guerreros de Kuetos para ir a luchar contra los Wirusos de Ela-Felghuerah. Salían Rabandros y Bitadrenos, de la cueva de los Osos, armados hasta los dientes. El bravo ejército de Kuetos se iba reuniendo en la Explanada de los Troncos Pelados detrás de la panadería de Zapikoket al lado del Gran Río Kasanovwa. Estaban los del clan de Los Cathurrows, también los de la gran familia de Nisthal; y los bravos de Willitah junto con los Doshiteosh. Sonaban los tambores de guerra estremeciendo al barrio y entonces Dionisius el de la tienda de Mariam gritó con furor:
—¡Guerra! ¡Guerra! y ¡Guerra contra los Wirusos, Wirusones a quienes cortaremos los cojones!
Y entonces se subió a la plataforma de los troncos el poeta-guerrero Manforth-delth-Yerah con su lanza y escudo cantando en voz alta, casi gritando:
—Los de Kuetos fuman puros, los de Cianhow redondillas, y los pobres Wirosones, ¡aupá¡ sólo recogen colillas.
Todos aporreamos los tambores y nos fuimos poniendo en fila de formación. Éramos los 150 valientes de Kuetos y estábamos muy cabreados con los Wirusos de la Ela- Felgherah. Habíamos sufrido infinitas humillaciones de esa tribu maldita que se había arrogado el derecho de imponernos impuestos, robar nuestras mujeres y vender a nuestros hijos como esclavos. Además nos habían impuesto el culto al dios Maryh-Kon a quien teníamos que entregar nuestros objetos más apreciados. Los sacerdotes Wirusos no tenían piedad y se reían de nosotros y nos azotaban hasta que besábamos los pies de la estatua de Maryh-Kon.

Todo fue así hasta que una noche nos congregamos en secreto los valientes de Kuetos. Fue en la Cueva de los Osos donde vivían los clanes Rabandros, y Bitadrenos y Manforth-delth-Yerah. Y entonces Manforth-delth-Yerah nos habló con voz de trueno:
—Se acabaron las humillaciones de los Wirusos. Parecemos ratas miserables. Nuestro dios ¡Hah!, el Innombrable, ha quedado reducido a un santuario secreto donde nadie puede adorarlo. Todo esto se ha acabado. Nosotros los Kuetorrans podemos machacarlos como pulpos. Nosotros tenemos la fuerza y el poder de ¡Hah!, el colérico y vengativo ¡Hah! Nuestras almas son torbellinos de venganza. Nuestros brazos son capaces de reventar cabezas. Nuestros pies patearán los culos gordos de los eunucos del dios Maryh-Kon. ¡¡¡¡Somos los grandes de Kuetos¡¡¡¡ Machacaremos a los Wirusos de Ela-Felgherah!!! Raptaremos a sus mujeres y las haremos esclavas en nuestras casas. ¡¡¡Por ¡Hah!!!

Y así salimos aquella noche de la Explanada de los Troncos Pelados.

Tronábamos tambores de guerra
Los 150 valientes de Kuetos
Mientras atravesábamos Sama
Para arrasar Ela-Felgherah.

No habría maldita compasión.
La sangre Wirusa queríamos verter
Sama temblaba al vernos pasar
El miedo les hacía fenecer.

Grande era Manforth-delth-Yerah
Fuertes eran Rabandros, y Bitadrenos
Nuestro dios ¡Hah! nos dirigía
Hacia Ela-Felgherah con truenos.

2 comentarios:

  1. Dionisio el Pequeñu blandía la espada
    Manuel el Cocañu tocaba el tambor
    la hueste atraviesa el barrio de Lada
    mientras los virusos tiemblan de terror.

    Runand

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  2. Vaya épica!!! A qué se refiere Nesalem???

    K.

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