Playa. Baño frío en la playa. Nos arrojamos a las olas. La
mar es poderosa y no puedo abarcarla. Cuando nadas te alejas demasiado. ¿Por
que te alejas tanto? Hace frío este verano. El ferry en medio del mar
Cantábrico en dirección a Nantes. El Sueve destaca desde muy lejos ya metidos
en el Cantábrico. Como un faro señalando la tierra de los
astures. Habrá mayor
angustia que caer fuera borda y verte absolutamente perdido en la soledad del
mar. Que ahora es la misma entrada a la muerte, a la aniquilación, y el frío
penetra como un cuchillo afilado que hace dormir el cuerpo poco a poco a través
de convulsiones y asfixia. Vulnerabilidad. Playa soleada de una infancia ya muy
lejana. Un día con 13 años cogí la bici de mi hermano mayor y me dirigí hasta
La Secada y luego atravesé Sariego y subí como una exhalación La Campa y desde
allí veía la gran playa de Rodiles y me dejé caer rodando por La Campa abajo
sintiendo plena libertad. Plena libertad con mucha velocidad o mucha velocidad
en plena libertad. Curva va y curva viene y la bici como si fuera un avión
volando hasta que de repente en una curva cerrada, bien cerrada, veo al alsa de
frente como un monstruo rabiado y pitando con un potente claxon que me dejó los
oídos zumbones al instante, pero sin recordar qué fue lo que hice o cómo, había
logrado salvar el alsa de forma milagrosa y seguía bajando, pero ahora estaba
temblando, terriblemente asustado, pálido; y seguí como por inercia. Una vez
llegado a Amandi decidí dar la vuelta. Rodiles quedaba lejos y me quedaban
pocas ganas de llegar a Villaviciosa. Además eran ya las seis y había que
volver a casa. Así que volví a subir la Campa y vuelta a Lieres, poblado de
Solvay.
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