Ruidos. Más ruidos. Voces. Más voces. Abrí los ojos y me vi
en medio de una marabunta humana en medio de un estadio de fútbol. Volví a
cerrarlos. Silencio. Más silencio. Abrí los ojos y me vi sobrepasando las
antiquísimas montañas de Rtsdfgwekl, cerca del templo del asquerosos diosecillo
llamado Kropporkorr. He decidido a
partir de ahora permanecer siempre con los ojos abiertos. No obstante, antes de
marcharme, he de ofrecer mi sangre al malvado Kropporkorr. Solo un poco de
sangre a este maligno ente viscoso de poderes inauditos.
Luego sobrevolé el pavoroso lago de Bnmsd.
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