El anciano Gertom leyó un pasaje del Libro de Inkam en voz
alta:
“Sabes que hay una ciudad al final del camino donde vas a
encontrar tu realidad y la realidad que corresponde a tu alma. El viaje se hace
a través del espacio-tiempo. Has salido de una ciudad absolutamente olvidada
para, una vez en camino, ponerte en viaje hacia tu destino. Es un viaje que
requiere su arte de navegación y unos conocimientos para saber orientarse. Los
paisajes son muy variados, las gentes con las que te tropiezas te suman o
restan potencia para el viaje. Las ideas o valores con los que te vas
tropezando te van sumando o restando potencia para proseguir el viaje. Pero
mientras persista en ti la imagen de la ciudad hacia donde vas, poco a poco te
irás aproximando. Es siempre un camino de aproximación, guiado por una chispa
de esperanza en forma de visión. La anterior ansiedad se transformó en anhelo
de esperanza y ahora el caminar es más seguro. Con tu renovada visión puedes
descubrir más y más secretos ocultos entre las apariencias.”
Ninkar escuchaba mientras miraba hacia el Valle de Lorpowt. A
su lado estaba Lina Linskra de la familia de los antiguos Linskra-amok. Pronto
se habrían de casar en el Templo de Rishmadam para luego embarcarse hacia los inexplorados
territorios de Urgazt-Neprol. Ellos serían parte de la banda de colonos de
Nogolkap que habrían de fundar los primeros asentamientos; los primeros focos
de civilización en esos desconocidos territorios. Así lo habían decidido.
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