Estaba en la ciudad de Newborg y se encaminó a la
universidad. Hacía un sol resplandeciente y la ciudad
presentaba un aspecto
completamente nuevo y novedoso para él. Quizás no tan nuevo y novedoso ya que
la ciudad que ahora veía conectaba de alguna manera con sensaciones muy
parecidas en otras épocas de su vida. Era como si hubiese dos ciudades: la real
y otra paralela, pero que dependiendo en dónde él estuviera una devenía en real
y otra en paralela sin saber si realmente cual era la real o cual era la paralela.
No importa, lo importante es que en ese momento estaba en Newborg camino de su
clase de literatura en la universidad y por el camino vio a Elisabeth que
estaba con un grupo de estudiantes avanzados hablando de cosas intrascendentes.
Elisabeth se sorprendió de verle. No era el sitio donde lo esperaba ver. No le
correspondía estar allí a tantos miles de kilómetros de dónde procedían los dos,
pero él también pensaba lo mismo de ella. ¿Qué hacía allí? Ella le dijo que
estaba en un intercambio de profesores durante el verano, y de repente todo
parecía normal; la normalidad de un mundo cada vez más globalizado e
instantáneo.preocupaciones mundanas quedaban en la puerta para pasar a vivir el mundo de la pura imaginación. Se encontraba muy a gusto; era su mundo propio; su forma de ver las cosas. Los compañeros de clase eran esas personas que sabían escuchar; que luego hacían preguntas exploradoras y entre unos y otros lograban que el tiempo pasara rápido en libre comunión de ideas y de cervezas. Ambiente liberal-burgués dentro de un espacio privilegiado, separado del mundo.
Desde la misma universidad se podía contemplar la ciudad de
Newborg ya que el campus estaba situado en lo alto de una pequeña meseta desde
donde se podía también contemplar el Platas River. Pero en esta realidad
paralela o real o viceversa la tonalidad era diferente a la otra. En esta las
colinas circundantes eran más elevadas y frondosas; y el centro de la ciudad
aparentaba ser más peligroso por determinados barrios de minorías hispanas o
negras. Había como una dramática o radical diferenciación entre determinados
rincones o zonas hostiles pobladas de marginalidad criminal y la ciudad
propiamente civilizada, limpia, con sus calles de casitas o mansiones todas
bordeadas o inmersas en jardines abiertos y bien cuidados; el césped bien
segado; las iglesias de diferentes denominaciones cristianas destacando con sus
torres de piedra o ladrillo rojo. Recordaba haber paseado alguna vez solo y de
noche por el barrio hispano y sentir un extraño miedo a ser atracado, agredido
con arma de fuego y entonces corría en dirección al centro por la calle Cinco y
por fin salir de la angustia a lo desconocido. Pero el por qué de aquellas
visitas era algo que no encontraba razón; quizás la razón de los sueños.
Pero hoy su objetivo de llegar cuanto antes a la clase de
literatura del Dr. Swagger, se veía truncado por una abrumante sensación de
tener que dejar de asistir a clase, de abandonar el curso; por razones
imperativas.
Se daba cuenta que aquella realidad ya no le correspondía; y,
divisando desde el pasillo la puerta entreabierta del aula, veía la clase ya en
pleno funcionamiento, los estudiantes tomando notas en silencio; la voz del
profesor Swagger explicando un poema de Shelley; y él, allí contemplando lo que
ya no era posible continuar. Se daba cuenta que había de volver a su otra
realidad donde tenía sus compromisos “reales” de vida y entonces aquella
experiencia con el mundo del romanticismo inglés y las formas de vida que
todo ello conllevaba quedaba en suspenso de forma irremediable. De hecho ya había
comenzado a faltar a clase y sentía pena, tremenda pena de tener que dejarlo. Era
como si le arrancaran algo de sí mismo para luego sentir su falta o carencia
como una nostalgia continua. El mundo al que había de volver ya no era así; era
esa otra realidad de visceralidad a flor de piel, de obligaciones sin
sustancia; de sequedad espiritual; de excesiva densidad urbana y social. Poco a
poco se fue extinguiendo ese mundo de Newborg y así despertar a la otra dimensión
del realismo duro del otro Newborg.
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