Iba paseando por la calle Corrida de mi ciudad de Gijón, cuando de repente me fijé en un rostro. Tal rostro me devolvió la mirada y me di cuenta de que era alguien o algo que recordaba desde hacía muchísimo tiempo. La mirada era la misma mirada de aquel lobo en las áridas y frías estepas de Mordotrw. O quizás era la mirada de aquella vieja de las montañas de Rusmakil cuyos ojos parecían reflejar los escalofriantes cataclismos de los comienzos de nuestro planeta. Sí, pero también podía ser la mirada seca y turbia de aquel hijo de puta en el saloon de Blowsmindville antes de matar al viejo Herman. Quizás, quizás; pero también me vino a la mente la mirada asquerosamente hipócrita y cínica de aquella sacerdotisa del Templo de los dioses-serpiente en el poblado de Kwerlsf cerca de los pantanos húmedos y enfermizos de Nok.
Pero quizás eran también los ojos de Miltra que me enseñaron a ver los misterios de las cosas aparentemente opacas y aburridas. O También los ojos de Remalkoj quien me enseñó a ver las ideas en su más extrema lucidez y pureza espiritual. Creo que también podían ser los ojos del mismo Dios encarnados en mi propia cara y mirando al mundo en un Presente Absoluto.
Presente Absoluto.
Donde ya todo está en su sitio y nada falta.
I see you!
ResponderEliminarYeah! My friend. You can add up as many eyes as you see fit.
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