A veces ocurre. Y surge cuando menos se espera.
Campos abiertos de confluencia de territorios comunes.
He visto con mis propios ojos cómo los clanes de Gabrtwert y
los Klabnsdt se juntaban para compartir, para celebrar, para jugar. Todos
mostraron sus proezas, sus logros, sus nuevas herramientas, su exuberante
ganado.
Duró tres días. Campo abierto y común.
Luego cada clan se fue por su sitio, hacia territorios
lejanos; más allá de las montañas y del Gran Desierto.
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