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sábado, 26 de noviembre de 2011

EN ALGÚN LUGAR DE LA GRECIA ANTÍGUA

NEKLÓN: Usted, Bukolus, siempre está pensando en cosas raras, debería de vivir la vida con realismo, con pragmatismo; con soltura, con valor; con deportividad y sano optimismo.

BUKOLUS: Sí, sí; amigo Neklón, esas cosas que usted me dice cuando trata uno de aplicarlas a la vida las encuentra horrorosas, vulgares, aburridas y grises. Así que si no fuese por la imaginación la vida sería para morirse de pena y aburrimiento. 

NEKLÓN: Ahí viene Simónides. Hola, Simónides.

SIMÓNIDES: Hola, hola. ¿Qué hacen ustedes tomándose ese vino tan viscoso? Seguro que están hablando de la vida.

BUKOLUS:¿Cómo lo ha adivinado usted? Pues sí, de la vida estábamos hablando. ¿Se toma un vinito pastoso?

SIMÓNIDES: Yo la verdad estoy un poco deprimido. Vengo del mercado de esclavos y no he podido comprar una bella muchacha nubia que me hubiera hecho las delicias del mundo. Eskarión que tiene más oro que yo se la llevó a un precio muy alto. Esta vida es una miseria y una decepción. ¡Agg! ¡Cómo ansiaba a esa muchacha!

NEKLÓN: Venga, hombre, Simónides. Usted ya está un poquito pasadito y no le convenía tener a una muchacha que sólo le iba a producir innecesarias ansiedades. Hay que ser realista. Eso le estaba diciendo aquí a nuestro amigo Bukolus que sigue soñando con mundos imaginarios. Este vino está buenísimo. ¡Eh! Chartónides, pónganos otra jarra.

BUKOLUS: Pues ayer estuve oyendo al filósofo Karpétides en el Ágora y hablaba de cómo vivimos en un mundo de apariencias y sombras sin posibilidad alguna de alcanzar esa Realidad que ansía Neklón. Vivimos en un mundo de ilusiones, de falsedades, de humo, de mentiras, de engaños, de traiciones. Así decía Karpétides y yo le creo hasta cierto punto.

SIMÓNIDES: Karpetides es un puto sofista, aunque puede que tenga razón. Mira tú que Eskarión se ha llevado a la muchacha que ansiaba. Diablos, este mundo es un engaño y una burla. Ahora tendré que esperar a otra remesa de esclavos. Esos fenicios suelen traer buenas hembras, pero las cobran bien. Tendré que ahorrar más.

NEKLÓN: Usted no tendrá problema. Esas viñas y esas minas de hierro le hacen a usted uno de los más envidiados ciudadanos de esta ciudad. Pero no muestre usted esa voluptuosidad con las esclavas; no gusta entre nuestros aristócratas. Cuando tenga su esclava refiérase a ella como su amada concubina; aquella que le hará a usted dichoso. Eso espero, ¡¡je, je, je!!! ¿Les hace otro vaso?

BUKOLUS: Sí, cómo no.

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