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domingo, 20 de febrero de 2011

AMO LOS GRANDES CENTROS COMERCIALES

Me gustan los centros comerciales y cuando tengo tiempo libre los visito como se visita un templo. Paseo por los grandes pasillos climatizados y me siento seguro, me siento a gusto. Me gusta ver los escaparates de las tiendas y las grandes tiendas y los supermercados, todas llenas de mercancías y productos expuestos para ser comprados y ser poseídos; y, a ser posible ser disfrutados. Me gusta ver los negocios florecientes, la libre empresa progresando y los empleados trabajando. Me gusta ver los MacDonalds llenos a rebosar con los empleados de cocina friendo hamburguesas como descosidos y la caja metiendo y sacando dinero a satisfacción del negocio. Y los clientes comiendo con placer y delicia las ricas y jugosas hamburguesas con sus niños y las familias felices con las patatas fritas y la coca cola gigante llena de piedras de hielo y un chico absorbiendo el rico líquido con la paja. Luego me gusta ver a la gente entrar y salir de las multi-salas de cine con ganas de ver películas de aventuras o de miedo. Estupendo ver a esos niños con sus padres cargando con un cucurucho de palomitas hasta arriba para luego meterse a ver una de Walt Disney.

Disfruto, disfruto los centros comerciales. Son los paraísos en la tierra: la libertad y el progreso desde perspectiva individualista. Los individualistas gozamos de los centros comerciales: todo es elección individual, uno escoge aquello que quiere comprar sin tener que hablar con nadie, ni que nadie te tenga que conocer y preguntar. ¡Oh, Centros comerciales! Me hacéis feliz, me dejo bañar en vuestras luces de neón o de colores y siento la mística de la libertad.

Deseo que los políticos quiten sus sucias manos de vuestros negocios y os dejen abrir cuando queráis. Que dejen de gravaros con injustos impuestos que buscan ahogaros y favorecer a los mediocres y poneros la vida más difícil. Hay mucha gente politicamente progre que os visitan cuando pueden pero os odian al mismo tiempo y odian a los McDonalds porque son un éxito americano con fórmula americana. Envidia cochina.

Mañana otra vez voy al centro comercial.

Y pasado también.

Y el lunes lo mismo y Amén.

1 comentario:

  1. Comulgo, comulgo con lo que Ud. dice en este artículo, Sr. Nesalem. Pero una vez me llevé una sorpresa: ver a uno de los progres más conspícuos de mi lugar merendando en el McDo con sus niños. Me miró y me saludó con un gesto de lejos con una sonrisa exculpatoria. Fue como ver a un catequista en una casa putas. Cosas de la vida.

    Runand

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