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jueves, 3 de febrero de 2011

MI PRIMO YOHNNY EL DESCAMISADO

Encontré a Yohnny cuando salía del colegio algo incómodo porque no me había encontrado por mucho que me había buscado a través de los pasillos del Saint Mary’s High School de Alexandria, en Virginia y a 5 paradas de metro de Washington D.C. Al verme me dijo:
—¿Dónde cojones estabas que no te encontraba?, vengo subiendo y bajando pisos como un cabrón desbocado.

Salía como había entrado: con los botones de la camisa desabrochados y enseñando pelo en pecho, cosa que los americanos relacionan con latinos machos o mafiosos. Yohnny era pequeño, de cabeza algo grande y mal encarado. Su aspecto era en ese momento el más proclive a ser el sospechoso de cualquier crimen en cualquier colegio de niñas católicas de la clase alta de Washington.
Detrás de él venía un grupo de gente asustada. Era la directora Mrs. Esconfetti con su cara de niña mayor brotando dulzura, virtudes e inocencia; pero ahora visiblemente asustada. Detrás venían dos monjas mayores también asustadas. Luego eran tres o cuatro profesores también jadeando temor. Al ver a Yohnniy acercarse a mí y entrar en conversación conmigo; todos mostraron sorpresa. Mrs Esconfetti se acercó a mí y me preguntó:
—¿Le conoces?
—Sí, claro, es mi primo Yohnny. Creo que se ha perdido al salir de mi clase. Le había invitado para que hablase a las alumnas sobre España, pero se perdió—, dije yo asustado y sorprendido.
Mrs. Escoffeti entonces me explicó que las niñas habían dado la voz de alarma al ver a tal persona desconocida deambulando y merodeando por los pasillos; y, entonces, todo el colegio se había puesto en acción tratando de saber dónde estaba el sospechoso y que incluso ya habían llamado a la policía.

Yo quedaba estupefacto. Yo había invitado a mi primo Yohnny de España que nos estaba visitando para que diera una charla a las niñas de mi clase, pero al acabar Yohnny en lugar de esperar por mí salió y se despistó creando la alarma general entre unas niñas de colegio de monjas muy sensibles a los hombres malos de camisa abierta y de pelo en pecho con aspecto de salvaje e incontrolable sexualidad latina.

Llegó en ese momento un coche patrulla de la policía de Alexandria con dos agentes que salieron al momento con la mano derecha en la cartuchera. Mrs. Esconffeti les dijo que ya todo estaba resuelto. Pero yo no sabía que cara poner mirando a las niñas asomadas a la ventana viendo al peculiar profesor de español con aquel latino de corte siciliano y con la camisa abierta de pelo en pecho.

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