Compré en una librería un libro de Mohammed Choukri escritor rifeño (de El Riff) que huyendo del hambre se estableció con su familia en Tánger. Hambre. Lloraba de hambre y la madre por el camino (a pie) le decía que no llorara pues que en Tánger podría comer. Por el camino su hermano cogió una enfermedad, posiblemente tuberculosis, y cuando llegaron a Tánger enfermó de forma irreversible. Choukri describe cómo un día en que su hermano estaba tan desesperadamente enfermo que el padre lo mató retorciéndole el cuello como a un pollo. A partir de aquel día vivía en la calle huyendo de su padre y dormía en los cementerios porque allí los muertos no le podían hacer el daño que le podían hacer los vivos. Un día pasó por la tumba de su hermano y vio que crecían una planta llamada basilique (en francés, el libro está en francés) y entonces se la llevó a su madre para que preparara una sopa con la planta cosa que hizo sin darse cuenta. Es un libro triste y casi me hace llorar. No lo acabé.
Luego describe la vida callejera de Tánger, las prostitutas, las drogas, el ambiente de ciudad de tránsito y pirata, etc.
Hemos estado en la Medina y la Kashba (barrio administrativo y militar) hoy por la mañana y Biduí nuestro conductor nos presentó a quien había de ser nuestro guía: Sheriff. Sheriff hablaba el español un poco chapurriat y tenía los brazos llenos de hematomas producidos por los pinchazos de insulina. Nos explicó que padecía de diabetes y cuando había que subir unas escaleras del Museo Etnográfico se disculpó porque no podía subirlas debido al vértigo que sufre debido a la alta tensión que padecía. Para ser un hombre joven sus dientes estaban hechos fosfatina y su aliento era desesperante. No parecía mal hombre y explicaba lo que podía. Le invitamos a café y le dejamos libre antes de tiempo con una decente propina. ¡¡Dios que brazos todos amoratados!! Biduí nos dijo más tarde que ya había hecho testamento y que su mujer recibiría la mayor parte de su herencia aunque el Islam prescribe que la mujer sólo ha de recibir 1/8 de la herencia. Sheriff era un buen hombre, no cabe duda que lo era. Dios que mundo este!!
Sheriff entre otras cosas nos llevó a visitar la iglesia y cementerio anglicano. En dicho cementerio yacen soldados ingleses de varías épocas incluida la segunda guerra mundial. Pero cuando íbamos a preguntar por el guarda de repente el perro que allí estaba empieza a amenazarnos con morder. Empezamos a sentir miedo porque aquel perro iba en serio y era bien grande. Así que salimos con cajas destempladas y ladridos jodidamente broncos. Salimos corriendo y pidiendo auxilio a los hortelanos que allí había quienes lograron reducirlo. Volvimos más tarde y el perro ya estaba encerrado. Entonces salió Shelin el cuidador o sacristán de la iglesia que no estaba anteriormente y de una manera más bien servil o santurronamente amable nos enseñó el interior de la iglesia. La iglesia tenía tanto versículos de la Biblia como del Corán en árabe y según Shelín, que nos hablaba inglés mezclado con francés y español; pues el pastor era americano y él, Shelin que creía en Alá, tocaba las campanas y cuidaba de la iglesia. Ni que decir que Shelin sacó una decente propina también. Todo ello tenía como escenario el puerto y la bahía de Tánger además de la vista directa a España y los barcos de gran tonelaje cruzando el estrecho.
El chófer Biduí nos dijo tomando un café que Bush era el único que había entendido el peligro del fanatismo islámico. Nos dijo que Europa no está a la altura de las circunstancias y que él no era practicante del Islam aunque sí había nacido en tal religión. El fanatismo está haciendo mucho daño y hay que pararlo nos decía. Es curioso que un simpatizante de Mohammed VI hable así. Quizás haya muchos como Biduí en estos países y nosotros en Europa tratamos de comprender a los fanáticos y dialogar con el diablo. Me pareció curioso.
En Tánger se habla mal español. Yo pensaba que el español iba a prevalecer sobre el francés, pero no es así. La gente con la que hemos hablado habla un español muy pobre o no lo habla, pero si hablan bien el francés. Son perfectamente bilingües.
Cuando comíamos en un restaurante llegó un grupo de españoles. Todos vocingleros y mal educados a la hora de hablar y preguntar cosas a los camareros o recepcionistas en español de corrido como si todo el mundo tuviera que hablar españolo por narices. Hay españoles que dan el cante con ese estilo arrogante y maleducado y dan vergüenza ajena. Sentí vergüenza de mis compatriotas. Me mantuve a dos mil años luz de distancia de ellos.
Mañana salimos a Volúbilis, Mequinez y Fez. Ya os contaré.
Un saludo,
Vital
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