En Dallas empecé a leer un libro que me marcó por algunos años. El libro era “Zen and the Motorcycle Maintenance”, escrito por Robert M. Pirsig. También leía las obras de Alan Watts sobre el Zen y el Taoísmo. Me sentaba en la terraza del apartamento con un café y disfrutaba leyendo aquellos libros. Por la noche Robbie solía poner la serie Star Trek con Captain Kirk y el de los orejones llamado Spock. Recuerdo la música introductoria de la serie y algunas de las historias. Por aquel entonces leía también sobre física y estudiaba matemáticas con cierto empeño y curiosidad propia. No solo porque era parte de mi programa de estudios en el Eastfield College, sino también por hambre de saber.
El hambre de saber es una necesidad que surge de uno mismo. Tiene origen en una nostalgia de descubrimiento y de aventura. Es como si algo profundo que surge de un inconsciente muy propio, de trasfondo y colorido propio; pero al mismo tiempo universal, de lejanía cósmica que se pierde en la infinitud del tiempo, de los sueños, de una imaginación que logra conectar con algo tan lejano como microcósmicamente cercano y mágico. Mi ansia de lectura, de viajar, de conectar con ideas provocativas; con escritores capaces de conectar con ese lado de la vida sin afectación o artificialidad alguna. Y lo curioso era que yo había sido un mal estudiante en mis años de escolarización. De hecho, salvo raras excepciones, mis recuerdos de las escuelas y colegios eran como pesadillas. Mi mundo estaba en otra parte. La academia de aquel pueblo asturiano a donde fuimos a vivir mi familia, la recuerdo con horror; y, el mismo cambio de vivir en Madrid a aquel pueblo fue brutal. Había que buscar otro mundo en otra parte, no en aquella realidad tan brutal de golpes y palos para memorizar catecismos y declinaciones de latín o enfrentarse a unas matemáticas impenetrables a base de pescozones y riñas humillantes. España es un país con mala leche; un país de extremos emocionales: cuando un autoritarismo brutal, o cuando un progresismo desquilibradamente irracional y sensiblero. Aunque de vez en cuando te encontrabas con excepcionales buenas personas, razonables, equilibradas e inspiradoras.
El problema de querer saber, leer y explorar es que te puede llevar a detestar la realidad de un mundo prosaico, con gente corriente y moliente que no necesariamente ve la vida de esa forma. Hay mucha gente a quienes no les seduce para nada esa inquietud y además son la gran mayoría. La vida americana no era una excepción en esto y entonces me resultaba abrumador el mundo de capitalismo puro, de constante y agresiva publicidad con personajes planos, limpios, sonrientes y felizmente integrados en su familia, trabajo y comunidad. Sin embargo la diferencia del americano y el español era considerable. En Dallas aprendí, con cierto resentimiento en un principio, con problemas de adaptación incluidos; a vivir el individualismo. Era ese silencio y esa distancia individualista lo que hacía de aquella vida algo extraño. En aquel mundo de Dallas, los vecinos quedaban lejos aun viviendo de puerta en puerta con jardincillos intermedios y amables y sinceros intercambios de saludos; pero las vidas de las personas o las parejas o lo que fuere, eran como mónadas intocables. Nadie osaba traspasar el umbral de la privacidad o intimidad tanto individual como familiar. Y eso a nivel de “college” me resultaba muy extraño pero al mismo tiempo estimulante. Allí yo era un individuo protagonista de mi destino y con muchas opciones a elegir. En España a mi edad de 24 años parecía que la vida ya estaba determinada y circunscrita a un trabajo y a un ámbito social de amigos o familia hasta la vejez y la muerte. Texas me ofrecía la posibilidad de estudiar, trabajar y ganar lo suficiente para vivir; de poder matricularme en una inmensa variedad de campos de estudio o si no engancharme a cualquier trabajo que me gustara. Las opciones en España eran más cerradas, más definitivas, más jodidamente difíciles de conseguir, más sometidas a tediosas regulaciones e impedimentos. La vida prosaica de gente corriente y moliente era muy diferente de un país a otro. La vida individualista en un capitalismo tejano bastante puro, no era lo mismo que la vida más gregaria, socialmente expuesta y callejera de Asturias.
Gracias a Dios existe la imaginación y la posibilidad de huir en ocasiones de la prosaica y dura realidad, pero fue también necesario coger al mundo por los güevos y enfrentarse a él en sus propios términos.
"I read your blogs" Said a lonely soul out there! "Well, most of them." An honest soul. One who shared this quest for knowledge, truth and ........'why?' Why this life? I particularly liked this one. A good read. Better than starting the day reading El Marca!!! Keep writing! You never know what seeds of knowledge and curiosity you are sowing in the minds of others. I was zapping the tv channels yesterday and came across a certain Belen somebody ...'princesa del pueblo'. As Spock would have said, "It's life Captain, but not as we know it!" Liverpool boy.
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